Junto con trabajar para una mayor equidad de género en algunas de las 15 especialidades que estos establecimientos ofrecen, la directora ejecutiva de la Fundación Chile Dual, Andrea Garrido, enumera los frentes -y propone soluciones- en los que se requiere avanzar con urgencia.
De acuerdo con datos del Mineduc, en 2022 fueron casi 170 mil los matriculados en establecimientos de educación técnico profesional en Chile. Los sectores de Administración y Comercio, Metalmecánico, Salud y Educación, Electricidad, Alimentación, Tecnología y Telecomunicaciones, Agropecuario y Construcción concentraron el 90% de la matrícula y, si bien en términos generales la proporción de hombres versus mujeres es bastante pareja -54% y 46% respectivamente- es en algunas de las especialidades más requeridas donde también se presentan las mayores brechas entre ambos géneros.
Por ejemplo, en los sectores Metalmecánico y Electricidad, los porcentajes de hombres ascendieron a 88% y 87% cada uno. También fue el caso de Tecnología y Comunicaciones donde la matrícula de mujeres fue de apenas 23%. En Construcción en tanto, las mujeres alcanzaron 26%.
Así, la brecha de género es uno de los desafíos que la educación TP debe abordar. La baja participación de las mujeres en algunos sectores es una oportunidad para elaborar políticas que incentiven su incorporación, más aún si se considera que actualmente varias industrias -que tradicionalmente han sido de carácter masculino- demandan con fuerza presencia femenina, como por ejemplo la minería.
Junto con buscar mayor equidad de género, la educación TP en Chile tiene muchos desafíos. Así lo explica la directora ejecutiva de la Fundación Chile Dual, Andrea Garrido, quien señala que “son varios los frentes en los que la educación TP necesita avanzar para ser una herramienta efectiva de crecimiento, tanto para los jóvenes como para el país. Lo anterior implica la incorporación de mejoras mediante políticas públicas. De lo contrario, es muy difícil que estos cambios se materialicen y sean sostenibles en el tiempo”. Algunos de los desafíos que la Fundación Chile Dual identifica son:
Una oferta curricular alineada
Generalmente, la oferta de especialidades en los liceos varía poco. La revisión de cada una de estas toma mucho tiempo y por ello es difícil cambiarlas lo que termina en que se ofrecen especialidades con baja empleabilidad o poco conectadas con lo que efectivamente en el sector productivo. De este modo, desde Chile Dual aseguran que el principal desafío es implementar un sistema de revisión más ágil y que a su vez permita que las especialidades estén más alineadas con lo que ocurre en el sector productivo.
Más y mejor seguimiento de egresados
Junto con una baja tasa de titulación que tiene varios orígenes, entre ellos poco interés por parte de los alumnos de realizar sus prácticas profesionales lo que les impide obtener su título técnico de nivel medio; los liceos carecen de la necesidad de hacer un seguimiento a sus egresados. Por ello, en el sistema se desconoce cómo ha sido su inserción laboral o cómo han seguido la continuidad de sus estudios. Resulta clave resolver esta problemática para contar con la información correcta que permita hacer diagnósticos acabados y tomar medida que contribuyan a que el sistema evolucione positivamente.
Articulación entre formación general y diferenciada
Actualmente, en los liceos TP, existe una disociación entre los profesores de formación general, como lenguaje o matemática, y los de formación técnica. “Lo lógico sería que las asignaturas generales estuvieran a servicio de los saberes técnicos”, sostiene la directora ejecutiva de la Fundación Chile Dual.
Más y mejores redes de apoyo y formalización de convenios con empresas
Si bien existen redes desde el sector de las políticas públicas, su contribución a la solución de problemas de los liceos técnico-profesionales es baja. Junto con una baja cantidad de redes de apoyo, la relación que tienen estos establecimientos con el sector productivo es informal. Son pocos los altos mandos involucrados y, por ende, el compromiso depende de cargos que no siempre se mantienen por largo tiempo en las empresas. “Resulta clave formalizar estas relaciones”, argumenta Garrido y agrega que “más que depender de personas, deben ser relaciones institucionales”.
Fomento a la formación en alternancia
La formación en alternancia es una estrategia en la que se alternan los espacios de aprendizaje entre el liceo y otros espacios, como la empresa o instituciones de educación superior. Desde Chile dual aseguran que este sistema tiene una baja penetración en los liceos TP. Por ejemplo, solo 17% de los liceos a nivel nacional imparten programas duales que permiten a los alumnos asistir a clases en empresas relacionadas con la especialidad que han seleccionado.
“A los seis desafíos mencionados anteriormente, se suman varios más, como el trabajo de las habilidades socioemocionales y sociolaborales. Sin duda estamos en un escenario en que el queda mucho por avanzar, pero, hacer el intento vale la pena pues la formación dual y la educación técnico profesional h aprobado ser una herramienta de desarrollo fundamental en muchos países del mundo. Chile no puede quedarse atrás”, remata Andrea Garrido.