En el patio de la Escuela de Suboficiales de Carabineros Grupo Antofagasta se rindió homenaje al mártir institucional Hernán Merino Correa, quien hace cincuenta y nueveaños perdió la vida por resguardar la soberanía nacional.
El homenaje, encabezado por el General Cristian Montre Soto, Jefe de la Zona de Carabineros Antofagasta, se destacó la trascendencia que tiene esta ceremonia, la cual refleja la vocación de servicio y férreo espíritu de cooperación y solidaridad que debe tener cada integrante de esta institución.
Asimismo el general Montre destacó el hecho que el teniente Merino fuera antofagastino, por lo que este homenaje reviste un significado especial al recordar que fue un hijo de estas tierras quien dio cumplimiento a su juramento de servicio de dar la vida si fuera necesario, por la seguridad de todos.
EL HÉROE ANTOFAGASTINO
Para Carabineros de Chile es un orgullo que el Teniente Hernán Merino Correo sea recordado por su entrega y sus obras, quien a pesar de su juventud, no dudo nunca en responder al llamado del servicio en innumerables ocasiones, siendo un ejemplo no sólo para los hombres y mujeres que conforman la Institución, sino que para la juventud que en su búsqueda de identidad, encuentran modelos negativos.
Hernán Merino Correa, nació en Antofagasta el 17 de julio de 1936 y siguiendo con la tradición familiar, ingresó a la Escuela de Carabineros del General Carlos Ibáñez del Campo, egresando como subteniente en 1957.
Hechos heroicos fueron la antesala del trágico final del joven oficial, siendo conocido entre sus compañeros como “retador de lo imposible”.
Como Subteniente en 1960 fue destinado a Santa Bárbara, región del Biobío. En esa época comienza a destacar por su generosidad y arrojo y lo demuestra cuando un camión cayó al río Mininco; entre los desaparecidos había una madre y su hijo. Merino inició la búsqueda que se extendió hasta la desembocadura del río Biobío donde vio a la mujer y su hijo aferrados a un tronco, logrando rescatarlos.
En febrero de 1962 fue trasladado a la Prefectura de Aysén y en junio de 1963 le correspondió socorrer un avión de la Fuerza Aérea que se accidentó. En esta oportunidad organizó patrullas de rescate y fue el primero en llegar al siniestro rescatando al único sobreviviente.
Pero lo que inmortalizó al Teniente Merino, fue su entrega incondicional, por proteger a su país El 6 de noviembre de 1965 en Laguna del Desierto, el destino fatal del Teniente Merino fue cerrado de una certera ráfaga, falleciendo mientras defendía la soberanía nacional.