El Director del Centro de Ingeniería en Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta, Jorge Van Den Bosch, explicó los alcances de un estudio que busca determinar la inestabilidad de los terrenos de las zonas de campamentos de la capital regional.
Existen varios factores que pueden hacer colapsar los terrenos donde se encuentran emplazados gran parte de los campamentos de Antofagasta. En primer lugar, el riesgo por terremoto, sumado a la inestabilidad de los terrenos provoca que estos pierdan cohesión ante la inminente caída de rocas. En segundo lugar, no por eso menos probable, es la ocurrencia de una lluvia muy intensa como las ocurridas en la zona en 1877, 1991 y 2015, con la ocurrencia de un fenómeno conocido como DANA, siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos.
Estas son parte de las conclusiones de un estudio que lleva adelante el Centro de Ingeniería en Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta (CIMCN) el cual tiene como objetivo definir y cuantificar el riesgo en las zonas de campamentos de la ciudad. La investigación eligió al campamento “Aurora Esperanza” como representativo de la realidad de estos asentamientos.
“En el 2015 tuvimos una lluvia de 30 milímetros que se distribuyó, felizmente, en 12 horas. En ese margen de tiempo el suelo pudo absorber y manejar bien este evento. Sin embargo, el 10 de julio de 1877 se registró una DANA con lluvias muy intensas por varios días. Este tipo de fenómenos provocan que el cerro se cargue con más peso lo que, junto a la lubricación de las partículas por efecto del agua, pueden generar que el terreno se deslice hasta la zona de ruptura, deslizamientos que son de rocas del suelo lo que es muy peligroso y destructivo”, explicó el director del CIMCN, Jorge Van Den Bosch.
Medidas de mitigación.
Es tal la fatiga de los terrenos ocupados por los campamentos ubicados en las faldas del cerro de Antofagasta que la Ilustre Municipalidad de Antofagasta, a través de la Dirección de Gestión del Riesgo de Desastres, tomó contacto con el CIMCN para solicitar un informe técnico como insumo para la toma de decisiones.
“Por supuesto que valoramos el interés por abordar esta temática. Sin embargo, es urgente concientizar a las personas que viven en estos asentamientos. Ellos están bajo condiciones de riesgo alto. Por eso es fundamental ver qué posibilidades existen de trasladarse a otros lugares. Las autoridades tienen que empezar a pensar, sobre todo, en las personas que están en zonas muy elevadas del cerro”, explicó Van Den Bosch.
Junto con lo anterior, destacó la importancia de la auto evacuación. “Tienen que auto evacuarse. No tienen que pensar que los van a ir a sacar a última hora, porque no hay camiones que vayan a poder entrar ahí. No hay ninguna posibilidad. Ellos tienen que saber exactamente hacia dónde tienen que irse. No tienen que esperar el llamado porque es su vida y la de sus familias las que está en juego”, advirtió.
Marejadas
Otro de los fenómenos naturales que fueron analizados por el director del CIMCN, fueron las recientes marejadas anormales y sus negativos efectos sobre las playas artificiales de la capital regional. En entrevista con TVN Red Antofagasta explicó que, como consecuencia de la intensidad de las olas, estos atractivos turísticos ven disminuida su cantidad de arena.
“Existe un fenómeno marítimo que se llama acreción el cual, cuando baja la intensidad de las mareas, retornan las arenas para comenzar nuevamente con la sedimentación. Sin embargo, en las playas artificiales esta acción no ocurre por lo que hay que volver a rellenar con arena”, explicó.
Invierno altiplánico
El también académico de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta, Jorge Van Den Bosch, abordó el fenómeno del Invierno Altiplánico y la posibilidad de precipitaciones para los meses de enero y febrero hacia el interior de la Región de Antofagasta.
“Normalmente ocurren muchas precipitaciones durante estos periodos de niña débil o niña neutra que se llaman. Es probable que en algunos sectores va a llover más de lo que esperamos. Y eso siempre ha sido así. Actualmente estamos en un proceso intermedio entre niño y niña, así que hay que cuidarse mucho más de lo normal porque en este proceso usualmente ocurren muchas precipitaciones en la zona cordillerana”, puntualizó el investigador.