Workshop internacional analizó estrategias para la conservación de este ecosistema extremo
La protección del Desierto de Atacama como un espacio esencial para la investigación científica fue el eje central del Workshop “Hacia la comprensión del Desierto de Atacama como un Laboratorio Natural”, instancia en la que expertos nacionales e internacionales debatieron sobre la necesidad de resguardar este ecosistema extremo frente al impacto de la actividad humana y el cambio climático.
El evento reunió a investigadores de la NASA, la Universidad de Cornell, el Instituto SETI y diversas instituciones chilenas, quienes compartieron los resultados de la Expedición Científica Transdisciplinar LANDATA. Este trabajo en terreno, realizado entre el 18 y el 22 de marzo, permitió profundizar en el estudio del desierto como un análogo terrestre de Marte y su rol clave en la investigación astrobiológica, climática y microbiológica.
Un plan para la conservación
El workshop estableció tres pilares fundamentales para la conservación y uso responsable del Desierto de Atacama, al plantearse los objetivos de reforzar la importancia científica de éste como laboratorio natural, Identificar y priorizar las áreas más relevantes para la investigación y conservación, y desarrollar un Manual de Buenas Prácticas para la investigación en el desierto, en colaboración con la comunidad científica y los habitantes del territorio.
“Debemos impulsar el desarrollo sostenible del Desierto de Atacama. No podemos perder ese patrimonio, porque no solo es importante a escala local, sino también para Chile y el mundo”, enfatizó Gabriel González, Coordinador del Observatorio de Geobiodiversidad.
Ciencia y saberes ancestrales: una mirada complementaria
Uno de los aspectos clave del workshop fue la integración del conocimiento ancestral de las comunidades locales en las estrategias de conservación. Lila Colamar, representante del pueblo atacameño Licanantay, destacó la conexión espiritual con el territorio y el valor del agua como un recurso fundamental: “Si no hay agua, no hay vida, no hay agricultura ni ganadería. Para nosotros, observar las estrellas, los cerros y la tierra es impresionante. Hay una conexión real con el desierto”, señaló.
En esta misma línea, la astrobióloga Nathalie Cabrol, del Instituto SETI, explicó que la forma en que los científicos observan el desierto es similar a la manera en que las comunidades han interactuado con él por siglos. “Cuando voy al Desierto de Atacama a buscar extremófilos, me siento en el suelo, miro y escucho. A veces por días. Y de repente, la tierra comienza a hablarte”, comentó.
Un llamado a la acción
El Desierto de Atacama es un patrimonio científico y cultural que requiere protección urgente. Los participantes del workshop coincidieron en que es fundamental avanzar en políticas que regulen su uso y permitan la convivencia entre la investigación y la conservación.
“Necesitamos avanzar en una investigación pionera, que valore las capacidades y singularidades del desierto, pero que también vele por su resguardo”, destacó Cecilia Demergasso, Directora del Nodo LANDATA.
Los científicos coincidieron en que el desafío ahora es transformar estas reflexiones en medidas concretas para asegurar que el Desierto de Atacama continúe siendo un laboratorio natural de relevancia global, equilibrando el avance científico con su preservación para las futuras generaciones.