Fueron 44 personas las que viajaban en el autobús de la empresa Cruz del Norte, de las cuales diez resultaron gravemente heridas, un fallecido y varias personas con lesiones.
Todo comenzó con un viaje, una aventura planificada meticulosamente por José González (26) y sus amigos oriundos de Punta Arenas, con el propósito de explorar los cautivadores paisajes de San Pedro de Atacama y culminar en los impresionantes horizontes del Salar de Uyuni en Bolivia. Tras cuatro días de deleite en San Pedro de Atacama, jamás imaginaron que en el trayecto hacia el Salar, sus expectativas se desmoronarían con un trágico giro que afectaría la salud de cada uno de ellos y de los pasajeros a bordo del autobús.
“Fue un momento realmente grave y totalmente inesperado. De repente, el autobús comenzó a tambalearse de un lado a otro, y me vi arrojado hacia el otro extremo debido a que la mayoría de los cinturones de seguridad no estaban funcionando correctamente. Terminé chocando contra el techo del autobús y sufriendo una grave herida en la cabeza. Vi a personas atrapadas debajo de los asientos, a un amigo que quedó suspendido por el cinturón de seguridad, a una amiga con el brazo fracturado en dos, y otra con lesiones en la columna cervical. Presencié personas con dedos amputados, y trágicamente, no pudimos rescatar a quien perdió la vida en este terrible accidente”, relató José con pesar.
Además, resaltó que muchas de las personas involucradas en el accidente podrían no haber sufrido lesiones tan graves si la empresa hubiera garantizado que los cinturones de seguridad estuvieran en óptimas condiciones. Asimismo, señaló que el trágico desenlace podría haberse evitado si se hubiese realizado una inspección exhaustiva antes de emprender el viaje. También expresó su indignación por el trato recibido de parte del personal encargado de vender los boletos, ya que, al solicitar el reembolso debido al accidente, la respuesta fue desalentadora: “Te veo en buenas condiciones, ¿por qué deberíamos devolverte el pasaje?”
La ayuda viene en camino
Tras el trágico incidente, José se unió a otros pasajeros que habían sufrido lesiones menores para asistir en el rescate de aquellos que seguían atrapados dentro del autobús, mientras esperaban la llegada de ayuda. Considerando que el trayecto hacia Calama tenía una duración de dos horas y estaban en medio de la nada, cada minuto se volvía crucial en la espera de auxilio.
Cuando finalmente llegó la ambulancia, se procedió a clasificar a los heridos para trasladar a los casos más graves al Hospital Carlos Cisternas. Mientras tanto, las personas con lesiones menores, incluido José, abordaron el autobús proporcionado por la empresa para llevarlos al SAR Alemania, donde podrían recibir atención médica adecuada para sus necesidades.
La directora del Cesfam y Coordinadora del SAR Alemania, Pía Cortes, informó que “el miércoles 7 de febrero, el SAMU activó la red de urgencia a través del centro regulador debido a un accidente con más de 40 víctimas, de las cuales 26 fueron clasificadas como pacientes verdes, es decir, sin riesgo vital, pero con otras lesiones, y fueron derivadas al SAR. Alrededor de las 11:30 a.m., se recibieron los 25 pacientes traídos por Carabineros, la mayoría de los cuales estaban visiblemente consternados y emocionalmente vulnerables. De esos 26 pacientes, 4 presentaban fracturas de diversa consideración y se les realizaron radiografías, mientras que 2 pacientes requirieron suturas faciales”.
Destacar que la atención se realizó con tres médicos, tres enfermeros, cinco paramédicos y un tecnólogo médico, considerando que el HCC y al SAR Alemania son los únicos dispositivos de urgencia disponibles en las horas que ocurrió el accidente, en que los profesionales destacaron el trabajo en red que se realizó entre el SAR Alemania y el HCC, ya que las atenciones diarias no se detuvieron y siguieron atendiendo a todas las personas que requerían restablecer su salud.
Es importante resaltar que la atención médica se llevó a cabo con el apoyo de tres médicos, tres enfermeros, cinco paramédicos y un tecnólogo médico. Esto es especialmente significativo dado que el Hospital Carlos Cisternas y el SAR Alemania son los únicos servicios de urgencia disponibles en el momento del accidente. Los profesionales de la salud elogiaron la coordinación entre el SAR Alemania y el HCC, ya que, a pesar del incidente, las actividades de atención cotidianas continuaron sin interrupción, garantizando el cuidado de todas las personas que necesitaban recuperar su salud.
Con una expresión de profunda angustia, José relató la situación de su amiga, quien experimentaba un intenso miedo al regresar en avión y que tuvo que ser ayudada por personal de la aerolínea para calmar la crisis de pánico, ya que se encontraba consumida por la preocupación de revivir el trauma en cualquier momento. Además, destacó la necesidad de una investigación exhaustiva sobre el estado de los autobuses, señalando el trato desconsiderado hacia quienes trabajan en su mantenimiento. Subrayó que los vehículos presentaban deficiencias y que no quería que otra persona pasara por lo mismo, enfatizando la importancia de garantizar que los autobuses estén equipados con cinturones de seguridad en óptimas condiciones.